A pesar de concluir con una explosión de felicidad, en cada
historia siempre hay alguien que se deja la piel y termina perdiendo la batalla
(y no siempre es una maligna madrastra o el perverso enemigo de un superhéroe).
A veces, al personaje que le toca tolerar el daño es el que menos lo merece, el individuo que tiene el alma más pura y bondadosa.
Dentro de Ella reside un alma frágil,
sensible y muy brillante, pero herida porque siente haber perdido.
Ella entra cada
día en su habitación y se tumba sobre unas sábanas color cielo que no se
deshacen con el paso de las semanas. Lo que Él
no sabe es que Ella abraza su mullida
almohada, tratando de inhalar un olor que Él había dejado en ella que ya casi
se ha perdido
Él sigue pensando
que la puerta de su dormitorio sigue cerrada día tras día durante su ausencia,
y desconoce que cada día de abre dejando paso a una momentánea pero pura brisa.
Brisa que acaricia el retrato de la pared y abre su armario para volver a ver la
gama de masculinos plomizos de su ropa. Es la brisa de alma frágil, sensible y
muy brillante, pero como ya he mencionado, cubierta por un espeso velo de
tristeza causante de sus lágrimas.
Lamentablemente, Él está tan lejos que desconoce el llanto
que Ella consuela cada día en las confortables sábanas de tono celeste que Él solía deshacer cuando
estaba en casa, pero ya hace meses que no deshace.
Ahora Él duerme en unas sábanas diferentes e impregna con su
olor cada noche una distinta almohada. A pesar de ello, siempre es, y será,
el mismo chico que solía dormir en las sábanas color cielo en las que ahora
Ella tumba su cuerpo para sentirlo cerca.
Lo que Ella desconoce es que Él no sólo echa de menos su
dormitorio, sino que la echa de menos a Ella porque ha comprendido que todas
las camas se pintan de color azul cielo si Ella está cerca.
Qué pena que encada historia siempre hay alguien que se deja
la piel y termina perdiendo la batalla, y a veces, le toca al individuo que
tiene el alma más pura y bondadosa.
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